:Sora:

Mi humana para el rol de Yokai-no-yoru con ya todos los datos e historia.
Con el nombre de mi antiguo personaje de Leskaia en plan homenaje... aunque no se parezcan en nada.

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Nombre: Sora

Edad: 19 años

Peso/Altura: 57k / 1´67cm 

Personalidad: 
Es una persona tranquila, quizá demasiado, no suele alterarse por nada ni por nadie a no ser que tenga intenciones románticas/afectivas hacia ella ya que no sabe como corresponderlas (ya sea positiva o negativamente, por ejemplo cuando le das un abrazo suele quedarse muy quieta mirando a todos lados y sin corresponderlo aunque seas alguien que aprecie). Mantiene la mente abierta ante la vida y no juzga a quien no sigue el camino marcado, no suele buscarle la razón a aquello que le ocurre sea bueno o malo. A pesar de llevar una vida tranquila sin quebraderos de cabeza suele tratar con bastante frialdad a los que la rodean, es torpe para expresar sus emociones y tiende a mantener la boca cerrada.

Historia:
Sora nació a principios del Otoño en el seno de una familia de campesinos muy trabajadores que esperaban con anhelo el nacimiento de su primer hijo. 
Su historia comienza cuando sus padres desde recién casados buscaron tener una gran familia, pero la mujer no conseguía quedarse en cinta por lo que con el tiempo perdieron toda esperanza. Pero Años más tarde finalmente ocurrió el milagro a poco tiempo de que a su madre se la considerase no fértil, la alegría y preocupación recorrió a cada miembro de la familia puesto que por su edad podría peligrar la vida de ambos. Para que esto no ocurriese desde el mismo día que se supo la noticia de su embarazo tanto la madre como la futura abuela de Sora iban al templo principal a rezar a los dioses, esperando así, que tanto la madre como el bebe que esperaba estuviesen sanos y fuertes.
Por suerte y quizá la bondad de los dioses una niña de piel y cabellos muy claros nació en la pequeña casa, todo fue perfecto, hasta el momento en el que Sora abrió los ojos... los cuales eran de color rojizo; todos los familiares allí presentes se asustaron, creían que el bebe podría haber sido maldito e incluso que fuera la encarnación de un demonio.
Más gracias a que allí a que aún se encontraba en la casa la matrona que había asistido el parto, para asegurarse de que la madre cuidaba bien del bebe en los primeras horas de vida, les tranquilizo. Ella había trabajado en un templo muchos años atrás antes de convertirse a tiempo completo en una matrona, les contó a la familia que en aquel templo había conocido a otra niña como ella que fue sacerdotisa al servicio de los dioses, también les contó que se creía que aquellas particularidades eran una bendición del dios de la Luna, Tsukiyomi, y que era una gran alegría para todos tener una niña así de especial. Nadie dudo de ella.

Sus primeros años fueron normales y felices dentro de su núcleo familiar: ambos progenitores, los abuelos maternos, la abuela paterna y dos hermanos de su padre ambos con mujer y varios hijos. Rara vez salía de los terrenos donde tenía la casa y los cultivos, por lo que no fue hasta que ya fue algo más mayor (alrededor de los 5 años) cuando sé dio cuenta de que era una extraña para los demás, los niños del pueblo se reían de su pelo y ojos, e incluso hubo quien le tiro alguna piedra mientras iba a comprar junto a su madre; también había señoras mayores que la quería ver de cerca e incluso tocar su cabello, algunas le hacían pequeños regalos que luego su madre siempre donaba al templo, pero esto no le provoco ningún problema, en casa se sentía querida y eso era suficiente para ella.

Creció sin mayores contratiempos, a excepción de un incidente cuando tenía unos 6 años. Fue durante un verano en el que todos ya habían marchado a trabajar a los cultivos, Sora se había quedado como tantas otras veces sola con la única componía del gato callejero al que alimentaba desde hacia unos meses. Aburrida de estar sin hacer nada empezó a jugar con el animal hasta que a lo lejos ambos vieron algo que llamo su atención, el gato bufó varias veces en aquella dirección antes de salir corriendo hacia aquello, fuese lo que fuese, la pequeña impresionada y curiosa fue detrás de él, con la mala fortuna que tropezó y callo dentro de un pequeño pozo que había cerca de la casa el cual hacia ya años que habían dejado de usar. La pequeña quedo atrapada en el estrecho y encharcado pozo sin poder salir de allí, nadie escucho sus gritos, solo hasta que llegaron los primeros familiares de trabajar casi 5 horas después de que hubiese caido la lograron sacar de allí, con por suerte nada más que algunos rasguños y el trauma durante un par de semanas por haber quedado encerrada tanto tiempo, esto le acabo ocasionándole un miedo a los sitios cerrados y estrechos (claustrofobia) que a día de hoy aun le causa algunas pesadillas y malestar.

Vivió junto a su familia hasta poco después de cumplir los 12 años. Sus padres veían que su pequeña se pasaba los días sola esperándoles (ya habían muerto los abuelos que eran los que en los últimos años la hacían compañía) con la comida preparada pues no podía hacer más por ellos que tener el plato caliente cuando llegasen cansados del trabajo. Sora había intentado en muchas ocasiones ser de más ayuda, pero si se exponía demasiado tiempo al sol o en condiciones frías enseguida enfermaba por lo que optaron por no permitirla ni tan siquiera intentarlo, su madre y abuelas le enseñaron a cocinar después de la insistencia que mostró la joven en querer ayudarles de algún modo. Así que tras que sus padres lo hablaran mucho decidieron que lo mejor para ella era enviarla al templo principal. Sora se negó en abandonarles e irse al templo, pero tras razonar con ella, cosa que no fue difícil, les acompaño a visitar el templo para ver si la acogían. El peculiar aspecto de la niña logró que rápidamente el dirigente del templo se interesase en ella y su historia, sus padres orgullosos de ella contaron lo que la matrona les contó cuando nació, todo lo que la niña había estudiado, lo buena que era y ayudaba en casa con la esperanza de que la dejaran quedarse. Finalmente tras una larga conversación, el dirigente del templo acepto, Sora se quedaría allí para servir como ayudante de las sacerdotisas siempre y cuando respetase e hiciese caso de todo cuando se le decía que tenía que hacer, quizá si era una buena ayudante alguna sacerdotisa la acogiese como aprendiz. Sus padres felices ante aquello la dejaron allí con la promesa, que han cumplido, de visitarla siempre que pudiesen.

Ahora en la actualidad sigue viviendo en el templo, aun como ayudante de las sacerdotisas, cree que pronto podría convertirse en aprendiz por lo que se esfuerza mucho y reza cada día a todos los dioses por ello, ya que cree que lo que más enorgullecería a sus padres es verla como la sacerdotisa del templo encargada del dios Luna. Tal y como hace tiempo lo fue otra muchacha con la misma condición que ella.

Compañero Yokai: fav.me/d8gm4q5

Habilidad: [En espera]

Ítem: Un muy pequeño cascabel de color plateado que lleva atado con una cinta blanca en la muñeca.

Arma: Naginata. 

Rango y experiencia: [En espera]

Gustos y disgustos:

+ El arroz recién hecho.
+ El olor de la lluvia y la sensación que hay antes de una tormenta fuerte.
+ La Luna, le gusta sobretodo cuando se ve de día y cuando es Luna llena.
+ Estar sentada en la zona exterior del templo y disfrutar de la brisa.
+ La luz de los farolillos.

- Odia que la miren raro por su albinismo.
- Pasar mucho tiempo al sol ya que le daña la piel.
- Los lugares cerrados (tiene claustrofobia).
- Le dan mucho asco las cosas pringosas y babosas.
- Cuando hay mucha gente desconocida en un mismo lugar.


Datos extra:
Los cascabeles que suele llevar en el pelo no tienen la bola interior por lo que no hacen ruido. 
Reza a todos los dioses, pero en particular al dios de la Luna por el que siente un cariño y rencor a partes iguales.
A pesar de saber usar el Naginata no lo utiliza con frecuencia ya que no le gustan demasiado las armas.

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